El Papa Francisco reconoció el milagro ocurrido por intercesión del Cardenal argentino Eduardo Francisco Pironio que, como presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, realizó las Jornadas Mundiales de la Juventud nacidas de la intuición profética de Juan Pablo II.
Muchos lo conocían como el «amigo de Dios», como lo definió el entonces arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio. Pironio fue quien sostuvo y luego realizó las Jornadas mundiales de la juventud, cumpliendo un profundo deseo de Juan Pablo II.
El Papa ha reconocido el milagro atribuido a su intercesión (Pironio), autorizando la promulgación de los Decretos sobre las virtudes heroicas también de un sacerdote , Giuseppe Marrazzo, y dos fundadoras de Congregaciones religiosas, Eliswa de la Santísima Virgen María Vakayil y Maria Francesca Foresti. Los tres se vuelven venerables.
Pironio nació en Nueve de Julio, Argentina, en 1920 y falleció el 5 de febrero de 1998 en Ciudad del Vaticano. Se ordenó sacerdote en 1943, fue una figura muy querida en su Argentina, en la Curia romana y en el mundo. También los que lo conocieron le reconocieron su capacidad de hacer «que todos se sintieran amados».
Durante la homilía de las exequias, Juan Pablo II señaló que el futuro beato es un fruto de esa fe que «había aprendido sobre las rodillas de su madre…».
Pironio tuvo que tratar desde siempre en Argentina como docente, rector, vicario. En 1975 fue nombrado pro-prefecto de la Congregación para los Religiosos y los Institutos Seculares. Al año siguiente recibió la púrpura.
En 1984 fue nombrado presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, cargo que mantuvo hasta 1996. Años más tarde, él mismo relató sus sentimientos al asumir ese cargo: «En ese momento me parecía, como a muchos, haber sido relegado a un cargo de serie B. En cambio, descubrí que había sido promovido al estado laical. En efecto, los laicos forman la mayoría del pueblo de Dios».
El milagro
En cuanto al milagro atribuido a su intercesión, se trata de la curación milagrosa de un niño de un año y medio, Juan Manuel, intoxicado por la inhalación del polvo de purpurina utilizado por su madre para trabajos de restauración.
El niño la había aspirado e ingerido involuntariamente, lo que le había causado un síndrome de angustia respiratoria aguda (SDS). Fue llevado urgentemente al hospital en condiciones «graves», pronto transferido a Cuidados Intensivos. Para los médicos estaba a punto de morir.
El 2 de diciembre de 2006 se celebraba la llamada «Marcha de la Esperanza», iniciativa ideada por Pironio. Para la ocasión el párroco había distribuido un folleto con el testamento espiritual del cardenal. Los padres del pequeño, a partir de ese momento, comenzaron a pedir su intercesión, recitando la oración que figura en el folleto.
La madre también había invitado a otras personas a unirse a la solicitud. Dos días después ya se notaron las primeras mejoras. Cinco días después, el niño estaba reactivo, lúcido, con respiración espontánea.
El 13 de diciembre fue dado de alta del hospital. Se ha identificado «el nexo causal entre la invocación y la curación rápida, completa y duradera, no explicable científicamente».
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