El Papa Francisco ha autorizado la promulgación del Decreto relativo al milagro atribuido a la intercesión de la Beata María Antonia de San José.

La Oficina de Prensa de la Santa Sede comunica que: “Durante la Audiencia concedida el martes por la tarde a Su Eminencia Reverendísima el Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, el Sumo Pontífice autorizó al mismo Dicasterio a promulgar el Decreto relativo al milagro atribuido a la intercesión de la Beata María Antonia de San José (nacida Antonia de Paz y Figueroa), conocida como Mama Antula, Fundadora de la Casa de Ejercicios Espirituales de Buenos Aires; nacida en 1730 en Silipica, Santiago del Estero (Argentina) y fallecida el 7 de marzo de 1799 en Buenos Aires (Argentina)”.

Laica consagrada, fundadora de la Casa de Ejercicios de Buenos Aires y llamada Mama Antula por el pueblo. Tras la expulsión de los jesuitas del país, fue de ciudad en ciudad por las regiones pobres del nordeste argentino promoviendo ejercicios espirituales según el espíritu ignaciano, confiando únicamente en la Providencia. En sólo ocho años, consiguió ofrecer los ejercicios espirituales a 70.000 personas.

El Milagro

Supervivencia milagrosa del Sr. C. P. (nacido en 1959) que sufre un «ictus isquémico con infarto hemorrágico en varias zonas, coma profundo, sepsis, shock séptico resistente, con fallo multiorgánico». Ingresado en la unidad de cuidados intensivos en estado comatoso, el TAC muestra un infarto muy extenso del tronco encefálico. «Pronóstico poco auspicioso o muy reservado, con muy pocas posibilidades de volver a la vida normal debido a las lesiones cerebrales irreparables«.

Al cabo de unos días, mostró una notable mejoría y, tras unos meses de fisioterapia, era independiente, autónomo en su vida diaria, realizando tareas manuales normales.

Todos los familiares y amigos del curado rezaron pidiendo la intercesión de la Beata María Antonia de San José, comúnmente llamada Madre Antula o Mama Antula. Siete personas que no eran amigos ni familiares también rezaron por la salud del enfermo pidiendo la intercesión de la Beata Madre Antula.

Después de una vida tan virtuosa, original y fecunda en el apostolado de los ejercicios espirituales y sobre todo ejemplar en la virtud, murió el 7 de marzo de 1799 a la edad de 69 años. Fue enterrada en la Basílica de Nuestra Señora de la Merced, Buenos Aires. El 12 de julio de 1799, su cuerpo fue trasladado a la Basílica de Santo Domingo. A su muerte se calcula que entre 70.000 y 80.000 personas se habían beneficiado de la experiencia de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Sus restos mortales descansan hoy en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced de Buenos Aires. El Proceso de Beatificación comenzó en 1905 y María Antonia fue beatificada en 27 agosto de 2016.

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