Antes de las 9, luego de jurar en la Legislatura provincial, el ex intendente capitalino se transformó en gobernador.

Un domingo en el que debió asistir a Casa Rosada para el acto de asunción de Javier Milei y luego regresar a la provincia para dirigirse a San Francisco, su ciudad natal, para que Juan Schiaretti le entregue lo atributos al flamante gobernador provincial.

Convocados por Facundo Torres Lima, presidente de la Unicameral y tercero en la línea de sucesión, Llaryora y la vicegobernadora Myrian Prunotto prestaron juramento.

Llaryora señaló que el país vive «una de las peores crisis» de su historia, afirmó que tomará el camino de la austeridad para enfrentarla.

«Vamos a reducir en un 25% el haber del gobernador, 15% de los ministros y el 10% de los funcionarios políticos. Congelaremos las vacantes en el Estado., salvo en los servicios escenciales: salud, educación y seguridad. Vamos a pedir a los demás poderes que se sumen a este esfuerzo», dijo en su discurso.

Llaryora indicó que su gestión se pondrá a disposición de la nueva administración para colaborar en beneficio del país. «Si al presidente le va bien, le va bien a todos los argentinos», expresó.

Aunque diferenció posicionamiento con el nuevo presidente, respaldando la presencia del Estado en las obras públicas: «En Córdoba las obras no paran». «Dejarlo en manos del mercado es condenar a la exclusión a muchos pueblos y ciudades, condenarlos a una vida de falta de progreso. Continuaremos las obras públicas de la gestion de Juan Schiaretti».

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