Una nueva ola de temperaturas sofocantes asola gran parte de Europa, haciendo que todo el mundo corra a la sombra o busque otras formas de refrescarse.
En Lyon, Francia, se registraron 38°C el fin de semana. Aunque se considera que se trata de una ola de calor no excepcional para la temporada, se advierte de que la persistencia de temperaturas elevadas exige una vigilancia especial, sobre todo para las personas sensibles o expuestas.
Alemania también ha registrado 38°. Los lagos y ríos parecen apetecibles, pero hay que tener cuidado con los peligros que puede suponer un cambio repentino de temperatura al meterse en el agua. La respuesta inmediata del cuerpo al entrar en el agua fría puede desencadenar un reflejo de aspiración de aire.
«Los riesgos al bañarse en un lago son las insolaciones, las quemaduras, evidentemente, debido a los rayos del sol, o también al entrar en el agua, no enfriarse a tiempo y que el cambio de temperatura sea demasiado brusco», afirmó Kai Müller, del DLRG Ortsgruppe Korb.
En Polonia las temperaturas también rondan los 30 grados y médicos han pedido a los ciudadanos que se queden en casa durante las horas de mayor insolación. Esto es especialmente importante para niños, ancianos y enfermos crónicos. Si se está al aire libre, es necesario llevar sombrero y beber unos 3 litros de agua al día, sugirieron las autoridades locales.
Mientras tanto, en Roma, muchos turistas que visitaban las principales atracciones de la ciudad se vieron obligados a buscar la sombra y refrescarse con helados o agua de las fuentes.
Miguel Vargas, vecino de Malagueño, que por estos días se encuentra en el viejo continente indicó: “Teniendo en cuenta que es verano, estamos con temperaturas muy altas, el martes en Granada 37 grados, el jueves Málaga 40 grados y hoy viernes camino a Alicante 35 grados sin pronóstico de lluvia, aunque también con muchísima humedad”.