Tras su regreso el 6 de agosto de Portugal, acudió por 110ª vez a la basílica liberiana para rezar a la Salus Populi Romani, símbolo con la Cruz peregrina de la Jornada Mundial de la Juventud.

Como es habitual al final de cada viaje apostólico, tras su regreso de Lisboa, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa Francisco acudió a la Basílica de Santa María la Mayor para rezar a la Virgen.

El Papa, informa la Oficina de Prensa vaticana, se detuvo en oración ante el icono de la Virgen Salus Populi Romani, que también fue llevada a Lisboa durante la JMJ en los últimos días como uno de los símbolos de todo el evento junto con la Cruz peregrina.

Ya antes de partir, Francisco se había dirigido a la Virgen para encomendarle su 42º viaje apostólico y a todos los jóvenes que participarían en la Jornada Mundial de la Juventud. Por eso ha vuelto para agradecerle el éxito de la peregrinación en tierra lusitana, en la que han participado más de un millón y medio de chicos y chicas de todo el mundo.

Antes de partir de Lisboa hacia Roma el Papa mantuvo una conversación privada de unos minutos en la Sala VIP con el Presidente portugués Marcelo Rebelo da Souza, que ha estado presente en todos los actos del Papa desde el 2 de agosto hasta el domingo 6.

Tras saludar a las delegaciones y a la Guardia de Honor, Francisco subió al avión concluyendo así el 42º viaje apostólico internacional que ha visto al Papa Francisco vivir numerosos acontecimientos: desde los institucionales de los primeros días con las autoridades políticas y luego con el clero local, a las citas características de cada Jornada Mundial de la Juventud, hasta la parada en Fátima el sábado 5 de agosto, con la oración a la Virgen junto a enfermos y presos.

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